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El color es otro de los parámetros que definen nuestra piel, que a su vez está influido por una serie de factores.
De todos, el más importante, es el sistema pigmentario en donde tiene lugar la melanogénesis o síntesis de melanina. Le siguen los rayos solares, que son los mayores estimulantes de esa melanogénesis.
También hay enfermedades que influyen en el color de nuestra piel. Unas por presentar trastornos hormonales que dan lugar a hiperpigmentaciones, y otras, por ser enfermedades autoinmunes y genéticas y cursar con ausencia del pigmento melánico.
De menor importancia, pero, aun así, hay que tenerlo en cuenta, es la vascularización e inervación de la piel, donde intervienen en los cambios de coloración hasta nuestros propios sentimientos.
Por último, cuando adornamos o decoramos nuestra piel, esta también sufre cambios en su color.
SISTEMA PIGMENTARIO
El color de la piel es producido por la luz de las ondas luminosas que inciden y se reflejan sobre ella, la cual depende, a su vez, de diferentes pigmentos cromáticos: en la dermis la oxihemoglobina y la hemoglobina reducida, y en la epidermis los carotenoides y la melanina.
Situado en el límite dermo-epidérmico, a nivel de la capa basal, se encuentra el sistema pigmentario formado por los melanocitos, células dendríticas que contienen en el interior de su citoplasma unos gránulos, los melanosomas. En ellos tiene lugar, tras una serie de reacciones químicas y la presencia de la enzima tirosinasa, la melanogénesis o síntesis de un pigmento intracelular llamado melanina, cuya misión principal, además de actuar sobre la coloración de la piel, es la protección de las estructuras profundas contra la acción de las radiaciones solares, frente a las que constituye un filtro.
El sistema pigmentario de cada individuo viene determinado genéticamente. El número de melanocitos no determinada el color de la piel, sino las características genéticas de los melanosomas y el tipo de pigmento sintetizado: las eumelaninas responsables del tono marrón-negruzco y las feomelaninas del tono claro.
Los diferentes tipos de piel han sido calificados en seis fototipos que abarcan la totalidad de los tonos cutáneos: desde el tipo I, que son sujetos de piel blanca y pelirrojos, al tipo VI, que corresponde a personas de piel negra.
Cuando pensamos, según la antropología clásica, en el concepto de raza, a pesar de otros caracteres morfológicos como los ojos y la forma de la nariz, el parámetro decisivo es el color de nuestra piel.
Retrato del cardenal Carlos de Médicis, hacia 1466
Florencia, Galleria degli Uffizi

Andrea Mantegna (Isola di Carturo 1431-Mantua 1506) fue un maestro de la perspectiva y del escorzo, aportando a la pintura del Quattrocento una monumentalidad escultórica nunca antes superada.
Su primera época, muy influida por el escultor Donatello, se conoce como el estilo pétreo, ya que sus figuras dan la impresión de ser estatuas de bronce o piedra, con cuerpos sólidos y de perfectas proporciones.
En 1460, con solo veintinueve años, a petición de Ludovico Gonzaga se trasladó a Mantua, siendo a partir de entonces y hasta su muerte el pintor de la corte de la familia Gonzaga. Allí realizó sus obras más importantes, como el conjunto de frescos para la Cámara de los esposos (1465-1472) en el Palacio Ducal, donde retrató a toda la familia, llevando la perspectiva a una frontera hasta entonces desconocida.
Retrato del cardenal Carlos de Médicis presenta a Carlos de Médicis, hijo ilegítimo de Cosme el Viejo y de una esclava circasiana que éste había comprado en Venecia en 1427. En 1450, Carlos fue nombrado canónigo de la catedral de Florencia y durante los diez años siguientes, como protocolario de Roma, fue el encargado de ampliar la colección de arte de los Médicis con la adquisición de medallas y objetos antiguos.
El personaje, de gran expresividad y realismo ya que Mantegna siempre retrataba del natural, está pintado sobre un fondo oscuro. En él contrasta el azul intenso de sus ojos con el color moreno de su piel, fruto de la herencia recibida de sus padres; su fenotipo es un grado V, propio de sujetos de piel oscura, normalmente mestizos, es decir, personas nacidas de padre y madre de diferente raza.
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REMBRANDT
Dos negros, 1661
La Haya, Mauritshuis

Rembrandt (Leiden 1606-Amsterdam 1669) es la máxima figura de la pintura barroca holandesa, y uno de los mayores pintores de todos los tiempos. Su pintura, de gran dramatismo, combina un extraordinario dominio de la técnica, con un manejo magistral de la luz y la sombra.
Nacido en Leiden en 1606, su formación la realizó en el taller de Jacob van Swanenburgh, completándola con Pieter Lastman en Amsterdam. En esta ciudad se convirtió en un retratista de éxito y realizó, con solo veintiséis años, una obra maestra de grupo: La lección de anatomía del doctor Tulp. Se casó en 1634 con Saskia, y, gracias a esta boda y a sus importantes ingresos como pintor y grabador, fue considerado un miembro de la burguesía de Amsterdam y de la sociedad local de pintores. Estos años de felicidad han quedado reflejados en un extraordinario retrato: La pareja feliz. Tras quedar viudo, el pintor inició una nueva relación con Hendrickje Stoffels, una empleada mucho más joven que él. No se casó con ella para no perder la herencia, pero sí formó una auténtica familia, y tuvieron en 1654 una hija, Cornelia. En algunas de las más hermosas obras de esa época, Joven bañándose en un arroyo (1654) y Betsabé con la carta de David (1654), es Hendrickje la modelo. En los últimos años su pintura con pinceladas largas y empastadas parecen esbozadas, casi incompletas, aunque son obras totalmente acabadas, y recuerdan a la última época de Tiziano.
Rembrandt murió a los sesenta y tres años de edad; sobrevivió a Hendrickje, y a su hijo Titus. Uno de los más excepcionales pintores de todos los tiempos fue enterrado en una tumba sin nombre en el Westerkerk de Amsterdam.
Dos negros es un retrato doble que muestra a dos hombres jóvenes de raza negra. Los personajes, vestidos con elegancia, podrían pertenecer al sequito de algún rey africano o ser esclavos de un barco negrero, a los que el pintor hubiera disfrazando con exóticos ropajes.
El hombre que aparece en primer plano, de rasgos muy expresivos, con un porte de gran dignidad, adorna su cara con un bigote, y el lóbulo de su oreja izquierda con un pequeño aro. Sus grandes y tristes ojos dirigen la mirada hacia un punto indeterminado que escapa al espectador. Tras él, su compañero, desvalido, agotado y enfermo, se apoya en su hombro para poder mantenerse en pie. Las dos figuras, iluminadas desde la izquierda, tienen el color de la piel oscuro, la frente abombada, nariz ancha, labios gruesos, y el pelo negro y rizado, características de la raza negra según la antropología clásica
El cuadro, considerado una de las obras maestras de Rembrant, está pintado con pinceladas rápidas y sueltas, típicas de los últimos y magistrales años de la vida del pintor.
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JOSHUA REYNOLDS
Omai (Mai), 1775
Londres, Tate Gallery

Joshua Reynolds (Plympton, Gran Bretaña, 1723 – Londres, 1792), está considerado como uno de los más influyentes pintores británicos del siglo XVIII, y el mejor retratista inglés de todos los tiempos.
Nació en una familia acomodada. A los diecisiete años comenzó su aprendizaje en Londres con el pintor retratista más famoso de la época, Thomas Hudson. En 1750 se instaló durante tres años en Italia, adquiriendo un conocimiento profundo de la pintura del país. Tres años después, regresó a Londres y desarrolló lo que él denominó gran estilo, ambientando sus retratos en obras religiosas o mitológicas del pasado. En 1768, tras la fundación de la Royal Academy of Arts, es elegido primer presidente y se le otorga el título de Sir. En 1784 sucedió a Allan Ramsay como pintor de la Corte. Siempre vivió solo, dedicándose por entero a su trabajo. Aunque gozó de buena salud, sufrió una sordera crónica, y, en 1789, por un posible melanoma de úvea, perdió la vista de su ojo izquierdo, y tuvo que abandonar la pintura y dedicarse a la academia que presidía; los quince discursos que en ella pronunció sobre el arte, son un referente de la doctrina académica. Murió en su casa de Londres en 1792; está enterrado en la catedral de San Pablo.
Reynolds revolucionó el retrato inglés y, aunque recibió las críticas de otros pintores de la época, como los Prerrafaelitas, su paleta brillante y colorista, y su pincelada suelta tuvieron una gran influencia en los pintores de las generaciones siguientes.
Omai (Mai) muestra a un hombre polinesio que, desde los lejanos Mares del Sur, acaba de llegar a Londres. El modelo que está de pie, va descalzo, cubre su cabellera con un turbante y se envuelve en los blancos ropajes de los ceremoniales tahitianos, a la vez que muestra sus manos tatuadas. De porte aristocrático y extraordinaria belleza, tiene la piel oscura y ligeramente amarilla, los ojos grandes, y una boca bien torneada, rasgos típicos de los maoríes, etnia polinesia que puebla los archipiélagos del Sur del Pacifico.
Reynolds que también hizo un exquisito dibujo a lápiz de Omai (nombre con el que se le conocía en Londres) conservó ambos retratos hasta su muerte. En la actualidad, gracias a una donación privada, esta obra maestra puede contemplarse en la Tate Gallery.
Mai, primer nativo de los Mares del Sur que pisaba suelo europeo, arribó a Plymouth en octubre de 1774. El barco, al mando del Capitán Furneaux, formaba parte de la segunda expedición al Océano Pacifico que realizaba el famoso navegante, explorador y cartógrafo británico James Cook. EL reconocido botánico Sir Joseph Banks, que acompañó a Cook en su primera expedición, le instaló en su mansión, le vistió con indumentaria europea, le presentó al Rey Jorge III, y le introdujo en la sociedad londinense, a la que cautivo con su encanto. En 1777, en el tercer viaje que Cook realizó al Océano Pacifico, el joven regresó a Tahití. Se estableció en Papeete como comerciando de productos occidentales y ejerció de guía para los extranjeros que llegaban a la isla. Fue un difícil retorno; murió dos años después, sin haber conseguido integrarse de nuevo en su tierra.
GEORGE ROMNEY
Retrato de Joseph Brant (Thayendanegea) , 1776
Ottawa, National Gallery of Canada

George Romney (Dalton-in-Furness, Lancashire 1734 – Kendal, 1802) fue uno de los grandes retratistas ingleses del siglo XVIII.
Pertenecía a una familia de once hermanos comenzando tarde su aprendizaje ya que desde muy joven tuvo que ayudar a su padre ebanista de profesión. En 1755 entró a trabajar en el taller de un pintor local de Kendal, Christopher Steele; dos años después se estableció como retratista y creó su propio negocio de pintura. En 1762 se instaló en Londres, dejando en Kendal a su mujer e hijos, a los que, a partir de entonces, solo vería en contadas ocasiones. Unos años después, con la obra histórica La muerte del General Wolfe, obtuvo un premio de la Royal Society of Arts y una gran fama.
En 1773 viajó a Italia para estudia el arte italiano, residiendo en Roma durante dos años. A su vuelta a Londres se convierte en uno de los retratistas más famosos de la época. Un amigo aristócrata, Francis Greville, en 1782, le pide que retrate a su amante, Emma Hart, y esta se convierte en su musa. En los nueve años siguientes, la pinta en más de sesenta ocasiones. La modelo pasara más tarde a la historia como Lady Hamilton. En 1798, tras haber abandonado la pintura por problemas de salud, vende su casa de Londres y se instala de nuevo en Kendal, donde su esposa le cuida hasta su muerte, en 1802.
Retrato de Joseph Brant (Thayendanegea) representa al personaje, jefe del poblado indio mohawk, durante su primer viaje a Inglaterra.
El cuadro es un retrato de tres cuartos, donde el modelo que posa de lado, se gira para mirar con orgullo al espectador. Va vestido con una camisa blanca, y sobre el hombro izquierdo lleva una manta india que sujeta con la mano. La cabeza se adorna con un tocado de plumas, y de su cuello cuelga un Gorjal de plata finamente labrado, regalo del rey Jorge III, con él que aparecerá en otros retratos posteriores. Tiene una cara de rasgos agraciados, ojos oscuros, cejas bien perfiladas, nariz recta, pómulos prominentes y la piel cobriza, típica de los amerindios americanos.
Theyndanegea posó para Romney en su estudio de Londres, durante la visita que realizó en 1776 para negociar el papel de la Confederación Iroquesa en la Guerra de la Independencia Americana.
Joseph Brant o Thayendanegea, nació en 1742 a orillas del rio Ohio. Tras la muerte de su padre, se trasladó con su familia a la localidad de Canajoharie, pueblo nativo indio en el estado de Nueva York. Su hermana, Molly Brant, se casó con William Johnson, que era, además de un gran terrateniente, superintendente británico para Asuntos Indígenas del Norte, y mayor general del ejército británico. Bajo su supervisión el joven Brant recibió una esmerada educación y, también con su apoyo, fue nombrado jefe de la tribu mohawk, que estaba integrada en la Confederación Iroquesa (constituida por seis tribus amerindias de lengua iroquesa que habitaban en Estados Unidos y Canadá). Dado su dominio del inglés, y sus dotes para la negociación, jugó un papel importante durante la Guerra de la Independencia Americana; puso a su pueblo de parte de los británicos y contra las colonias americanas, provocando, en 1777, la ruptura de la Confederación Iroquesa.
Unos años después, se consideraría traicionado por los británicos, que no respetaron el reparto de las tierras que les habían prometido. En 1783, tras la firma del Tratado de Fort Stanwix, se estableció con parte de los mohawks en Ontario. El indio americano más famoso de su generación, que fue recibido por el presidente Washington y el rey Jorge III, murió en 1807, en las tierras cedidas por sus antiguos aliados.
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MARIE-GUILLEMINE BENOIST
Retrato de una negra , 1800
París, Musée du Louvre

Marie-Guillemine Benoist (París, 1768-1826) fue una artista neoclásica, especializada en la pintura histórica y de género.
Perteneciente a una familia de la aristocracia francesa, en 1781, con solo trece años, inició su formación en el taller de Élisabeth Vigée Le Brun, para completarlo, cinco años después, con el pintor más reconocido del Neoclasicismo francés, Jacques-Louis David. Sus primeras obras son de temática mitológica; Psique despidiéndose de su familia, expuesta con gran éxito en el Salón de París de 1791, mostró ya el talento de la joven pintora. En 1793 se casó con el conde Pierre-Vincent Benoist, de quien adoptaría su apellido. Con el tiempo abandonó su estilo inicial para centrarse en la pintura de género, convirtiéndose, además, en una notable retratistas; los retratos que realizó de Napoleón y su familia son una muestra de ello. Artista muy valorada en vida, recibió la medalla de oro del Salón. Así mismo, fue una pionera de la lucha de los derechos de la mujer abriendo un taller de pintura solo para mujeres. Sin embargo, con la llegada de la Restauración, en 1814, su marido, monárquico declarado, obtuvo un importante puesto en el Consejo de Estado, y Marie-Guillemine Benoist, por propia voluntad o presionada por su familia, abandonó la pintura en el mejor momento de su carrera artística.
Retrato de una negra presenta a una joven mujer negra, posando semidesnuda y reclinada en un sillón. La modelo, que procedía de las Islas Martinicas y era sirvienta de un cuñado de la artista, esta retratada de más de medio cuerpo. Se adorna con un turbante en la cabeza y aretes en las orejas y, mientras mira al espectador con expresión serena, sujeta con la mano el vestido, sin impedir que sus hombros y el pecho queden al descubierto.
Tiene un hermoso rostro de ojos negros, nariz ancha, labios gruesos y piel oscura, que se intuye suave y tersa, y que resalta intensamente con la blancura de su ropaje y el fondo neutro de la composición. La colcha azul que descansa sobre la butaca da colorido al cuadro.
Este extraordinario retrato, pintado tan solo seis años después de la abolición de la esclavitud en las colonias francesas y presentado con gran escándalo en el Salón de 1800, se convirtió en un manifiesto a favor de la emancipación de la mujer y las personas de raza negra. Fue adquirido en 1818 por Luis XVIII para el estado francés.
CHARLES CORDIER
Negro de Sudán , 1857
París, Musée d´Orsay

Charles Cordier (Cambrai, 1827- Argel, 1905) está considerado como uno de los escultores más importantes del Segundo Imperio Francés.
En 1846 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de París donde fue alumno de Fauginet y Rude. Dos años después, presentó con éxito en el Salón Busto de un hombre de Sudán; acababa de ser abolida la esclavitud en las colonias francesas y el modelo era un antiguo esclavo. De 1851 a 1866 fue el escultor oficial del Museo Nacional de Historia de París, realizando una serie de obras de gran realismo para la nueva galería etnográfica. A partir de entonces viajó a varios países del norte de África y modeló diferentes tipos étnicos de los países visitados. Ejemplos notables son los doce bustos africanos que fueron expuestos en el Salón de 1857.
Cordier fue uno de los artífices del auge de la policromía que, tanto en la escultura como en la arquitectura, estuvo de moda en el Segundo Imperio. Para conseguir un mayor colorido combinó diferentes materiales y aleaciones, sobre todo el bronce y el mármol. En el Salón de 1863 presentó Busto de una mujer judía de Argel realizado en bronce esmaltado, ónix y pórfido; en 1866 Una mujer árabe en bronce, esmalte y ónix; y en 1867 Busto de una nigeriana en la que al bronce y al pórfido añadió oro, plata, turquesa.
Así mismo, sus obras formaron parte de los monumentos más importantes de la época, como el Ayuntamiento y la Ópera de París, y el Museo del Louvre. Abandonó Niza en 1903 para establecerse en Argel donde murió en 1905.
Negro de Sudán, una de las primeras esculturas policromadas del autor, fue realizada durante el viaje que hizo a Argelia en 1856.
El rostro de bronce, fue primero plateado y después oxidado para ennegrecerlo. La ropa y el turbante son de mármol ónice de Argelia, material muy valorado desde la antigüedad ya que las vetas que contiene hacen virar su color del blanco al rojo.
Del modelo africano que posó para Cordier, solo se conoce que tocaba el tam-tam durante las fiestas que la comunidad musulmana celebraba en Argelia antes del Ramadán, pero lo que si sabemos, al observar su rostro de piel morena y rasgos equilibrados, es, que es un hombre de sorprendente belleza.
NICOLÁS GUILLÉN
(Camagüey, Cuba, 1902 – La Habana, Cuba, 1989)
Mulata
Ya yo me enteré, mulata,
mulata, ya sé que dise
que yo tengo la narise
como nudo de cobata.
Y fíjate bien que tú
no ere tan adelantá,
porque tu boca é bien grande,
y tu pasa, colorá.
Tanto tren con tu cuepo,
tanto tren;
tanto tren con tu boca,
tanto tren;
tanto tren con tu sojo,
tanto tren.
Si tú supiera, mulata,
la vedá:
que yo con mi negra tengo,
y no te quiero pa ná!
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