Hay estos días en Madrid una extraordinaria exposición de visita obligada. Se encuentra en la fundación MAPFRE: «ZULOAGA en el París de la Belle Époque«, y acaba justo después de las fiestas.
La exposición está dividida en seis partes: primeros años; el París de esa época; sus grandes amistades: Émile Bernard y Auguste Rodin; Zuloaga retratista; Zuloaga coleccionista; y vuelta a sus raíces española, ofrece una imagen de la obra del pintor poco conocida en España, que combina una pintura tradicionalista con otra moderna, y está ligada a la Belle Époque y al simbolismo, de plena actividad en esos años.
Comprende la llegada de Zuloaga (Éibar, 1870-Madrid, 1945) a París en 1889, con solo 19 años, y sus contactos con los círculos más modernos de la ciudad. Allí recibe lecciones de Henri Gervex, y se relaciona con Jacques-Émile Blanche, Maxime Dethomas (su futuro cuñado), Degas, Toulouse-Lautrec, Picasso, Durrio y Rusiñol. También toma contacto con el circulo de los simbolistas y conoce a Paul Gauguin, Sérusier, y Émile Bernard con quien compartirá la más larga y profunda amistad de cuantas entabla el pintor en Francia. Hay que recordar que Émile Bernard perteneció a la escuela de Pont-Aven, de la que Gauguin fue el maestro, pero, fue el joven Bernard, con solo 20 años, el auténtico creador del sintetismo y el cloisonismo, aunque Gauguin, que también adoptó ese estilo, se atribuyera su paternidad (se ve que en todos los sitios cuecen habas).
El pintor, durante estos años, alterna su estancia en París con distintos viajes a Europa. A partir de 1898 establece, junto a su tío el ceramista Daniel Zuloaga, el taller en Segovia, y pasa largas temporadas en Sevilla, y en Alcalá de Guadaira donde recrea el ambiente de los toros, de las gitanas y otras mujeres andaluzas. De este periodo destaca el cuadro Víspera de la corrida, que fue rechazado para representar a España en la Exposición Universal de París por mostrar una imagen tópica del país.
Junto a pintores tan importantes como Blanche, Boldini, de La Gandara, o Sargent, se convierte en un afamado retratista y pinta a la elite social e intelectual de la capital francesa, centrándose en la mujer parisina, sofisticada, elegante y moderna.
La exposición cuenta con más de 90 obras, entre las que sobresalen las de la propia familia Zuloaga y diversos museos nacionales e internacionales: Museo de Bellas artes de Bilbao, Musée d’ Orsay, Musée Rodin, National Gallery of Art de Washington, The Hermitage Museum, y The Pushkin Museum of Fine Arst de Moscu. Es una ocasión única para ver tantas obras maestras juntas. No hay que perdérsela.
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