Existe en Madrid, dependiendo de la Academia Española de Dermatología y Venereología, un museo increíble y casi desconocido que debe su nombre, Museo Olavide, al dermatólogo que lo hizo posible.
Situado en el pabellón 8 de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, es un museo de figuras y moldes de ceras que representan, a tamaño natural, lesiones de la piel, es decir, es un museo de enfermedades dermatológicas.
Inaugurado por José Eugenio Olavide en 1882, y siempre vinculado al histórico Hospital de San Juan de Dios, este museo, único en el mundo, estuvo a punto de desaparecer en la década de los años sesenta.
Hace unos días fui a visitarlo, ya que, como tantos dermatólogos, no lo conocía personalmente. Y para mí sorpresa quedé impresionada. Sobre todo, por dos motivos: su estado de conservación y el merito de las personas que lo han hecho posible.
Luis Conde Salazar, director del museo, y los restauradores David Aranda y Amaya Maruri, que me acompañaron durante la visita, son tres de las personas que tienen ese merito.
En la actualidad, el Museo Olavide alberga más de seiscientas figuras de ceras (fieles reproducciones de los pacientes con su enfermedad), además de textos, material sanitario, e historiales médicos etc. de la época. Todo está meticulosamente clasificado y ordenado, y mientras recorres las salas intuyes las horas de trabajo y de esfuerzo que mantenerlo en ese estado de conservación ha requerido.
Para el que tenga la curiosidad de verlo, existen visitas programadas. Aunque es verdad que algunas de las figuras son duras, hay que distanciarse y valorar que lo que estamos contemplando es auténtico arte.